jueves, 24 de noviembre de 2011

El Corazón está en Tus Manos



Aquella tarde junté las manos como nunca antes y los problemas como nunca antes fueron tan sofocantes. Pero en ese mismo instante la magia de la casualidad cobró forma en mi presente. Viendo hacia arriba y recostado en las piedras, dejé que mis manos se rindiesen a la voluntad del viento y sólo me limité luego y sin esfuerzo a abrir los ojos.
Pude ver y comprobar lo que la vida y el destino nos quieren susurrar como un oculto secreto, sobre nuestro sentido de vivir.
El viento había juntado mis manos tan artísticamente como sólo Da Vinci pudo con aquella famosa sonrisa.
Tenía el poder en mis manos, el corazón en mis manos





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